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Reconocer la incapacidad de uno para conocer ciertas experiencias emocionales de los demás es particularmente útil en las relaciones de amor romántico. A continuación se identifican dos experiencias emocionales importantes que no pueden ser intercambiadas o conocidas completamente entre el hombre y la mujer:
Ese misterio eterno e insoluble entre los sexos realza el placer y la excitación de una relación amorosa a medida que cada uno en la pareja trata de acercarse más a los sentimientos y las experiencias del otro. Pero ellos nunca pueden cerrar el resquicio, compensar la deficiencia. Uno no puede conocer las sensaciones de orgasmo del otro. Y en las parejas de amor romántico ese misterio esquivo es deliciosamente enloquecedor y eternamente desafiante. Esa cualidad desconocida puede mantener la experiencia heterosexual[ 75 ] fresca, cautivadora y misteriosa para siempre. Los hombres y las mujeres sólo pueden imaginar los sentimientos y las emociones en el otro, siempre teniendo curiosidad sin llegar a saber cuan lejos está la realidad de lo que ellos imaginan.
A. Una experiencia exclusivamente femenina:
Existe una constante amenaza física implícita hacia la mu jer que proviene esencialmente de cada hombre. Esa amenaza existe porque la diferente naturaleza física y sicológica del hombre y de la mujer hace que la mayoría de los hombres tengan la fuerza para matar, literalmente, a cualquier mujer en cualquier momento. Aún los hombres más pequeños y débiles pueden matar a casi cualquier mujer que sea más grande y fuerte en una lucha a muerte de cuerpo a cuerpo. De este modo las mujeres, físicamente, siempre están perpetuamente a la merced de los hombres.
Bajo esta amenaza las mu jeres f recuentemente tienen que aceptar en silencio la degradación de ser intimidadas o tratadas como objetos sexuales cuando todas sus merecidas cualidades son ignoradas. Ningún hombre puede conocer esa degradación particular porque no tiene manera de duplicar las condiciones que crean esa situación singularmente femenina. Aún si el hombre fuera injustamente tratado como objeto sexual no tendría manera de conocer los sentimientos de la mujer. Porque a diferencia de la mujer, la orientación fisiológica, sicológica y social del hombre es diferente y no hace que el esté bajo la constante amenaza de muerte.
B. Una experiencia exclusivamente masculina:
Una fuerte emoción que es sentida por los hombres sumamente productivos es el deseo de tener una médula apacible para contrarrestar sus vidas agresivamente imponentes. Ese deseo usualmente se relaciona a una mujer con la cual tal hombre es libre de retirarse de sus acciones en el campo de batalla para experimentar amor apacible, ternura y serenidad. Porque sólo durante ese tiempo precioso él es libre para exponer y compartir completamente su alma exclusivamente con otro ser humano-su mujer. Durante esos momentos esa mujer es para él el valor supremo en todo el universo.
Irónicamente los hombres más fuertes, productivos e independientes tienen la mayor necesidad y capacidad de recibir el amor, el apoyo y la ternura de una mujer. No obstante, trágicamente, muchos de esos hombres nunca reconocen ni admiten otras necesidades emocionales tales como poder llorar cuando sufren una gran tristeza o dolor. ...Erróneamente se cree que es poco masculino o que es una debilidad el que un hombre llore.
Muchas mujeres no entienden la necesidad que los hombres productivos tienen de un mundo apacible y privado que tenga el amor de una mujer. Pero las mujeres que entienden esa necesidad tienen la llave para brindar valores poderosos y felicidad a sus hombres. Comprender y satisfacer la necesidad de una médula apacible en los hombres agresivamente productivos es el más poderoso de todos los ingredientes que le dan cohesión a una relación de amor romántico.
Las mujeres agresivamente productivas también tienen la necesidad de retirarse periódicamente a la paz y tranquilidad. Pero esa necesidad no abarca las mismas emociones sico-sexuales de los hombres debido a las inherentes diferencias sicológicas y fisiológicas entre hombres y mu jeres.
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[ 75 ] La experiencia homosexual de coito entre un hombre y otro hombre o entre una mujer y otra mujer no puede simular la experiencia exclusiva entre un hombre y una mujer. Los homosexuales no pueden simular las experiencias heterosexuales no solamente debido a las obvias diferencias fisiológicas sino debido a las profundas diferencias sicológicas envueltas entre el acto homosexual y el acto heterosexual. Aún cuando las acciones físicas son las mismas (tales como el sexo oral), las amplias diferencias sicológicas entre un hombre y una mujer exluyen las similaridades en experiencias emocionales.
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